Historia
de la Devoción de Nuestra Señora de La Paz
1. El origen de esta
devoción se remonta al siglo VII:
El 18 de diciembre del año 645, el Arzobispo
de Toledo San Ildefonso junto a algunos
colaboradores, se dirigió a la Catedral para cantar los maitines (oraciones que
se realizan hacia las 3 de la noche), donde se le aparece la Virgen María que
le hace entrega de una casulla (que aún se conserva), por esto se establece que la Catedral estará
dedicada a la Santísima Virgen María.
Sin embargo, el nombre y la advocación
de Nuestra Señora de la Paz le son dados a fines del siglo XI, a raíz de un
singular acontecimiento histórico.
En efecto, en el año 1085, Alfonso VI,
llamado el Bravo, rey de Asturias y León (España), reconquistó la ciudad de Toledo
tomada por los moros (musulmanes). Una de las condiciones estipuladas en el
Tratado de Paz, fue que el Templo principal de la ciudad quedase para los
moriscos (moros que permanecieron en España después de la Reconquista) como
mezquita (lugar de culto y oración de los moros). El rey Alfonso firmó el
Tratado y enseguida se ausentó de Toledo, dejando a su esposa, la reina
Constanza, como gobernadora de la plaza. Que la catedral consagrada a la
Santísima Virgen María, sirviese de lugar de culto a Alah y a Mahoma, indignó a
los cristianos quienes se quejaron con el Arzobispo y la Reina. Estos compartieron su horror y considerándolo
un apoyo tácito trataron de apoderarse de la Catedral, sin tener en cuenta la
palabra del Rey. La respuesta de los
moros no se hizo esperar: mandaron embajadores al Rey y frente a la Iglesia Metropolitana se
pelearon a cristianos, deteniéndose cuando se presentaron la Reina y el
Arzobispo. El Rey volvió rápidamente
claramente enojado por el quebrantamiento de su palabra, aunque entendía la
motivación de su pueblo anunció que la catedral se mantendría en poder de los
musulmanes honrando la palabra dada. La solución vendría de los musulmanes,
quienes comprendiendo el peligro de mantener su culto en la Catedral decidieron
devolverla y que el monarca perdonase a su pueblo. Viendo
en este gesto la manifestación de Dios, por medio de Nuestra Señora, el rey ordenó que la veneración dada a María
en aquella catedral fuera con el nombre de Nuestra Señora de la Paz, siendo su
fiesta el 24 de enero. De Toledo al
resto de España y Europa, se propagó la devoción a Nuestra Señora de la Paz.
Fecha que fue cambiada al 9 de julio con
motivo del fin de la guerra de los 100 años, atribuida a la mediación de
Nuestra Señora.
2.- Nuestra Señora de la Paz de Picpus
Les Pères de Picpus”, así es como se
conoce en Francia a la Congregación de los Sagrados Corazones. Sus Fundadores,
Pedro Coudrin y Enriqueta Aymer, establecieron una de sus comunidades en la
“rue de Picpus nº 7” (hoy 35-37) de París. Corría el año 1805. Un año después
la joven comunidad recibía uno de los regalos que ha guardado hasta el día de
hoy: la imagen de Nuestra Señora de la Paz.
La imagen es una pequeña talla (33 cm.)
en madera de color moreno tirando a negro, de estilo renacentista, obra de un
artista desconocido del siglo XV. La Virgen lleva en su mano derecha una rama
de olivo y en su brazo izquierdo sostiene al Niño cuyas manos, extendidas,
muestran la cruz y el globo terrestre. Propiedad de la ilustre familia de la
Yoyeuse, fue donada a finales del s. XV al convento de los capuchinos del
barrio Saint-Honoré. Pronto el pueblo de París la tendrá por milagrosa y la
invocará: ¡Reina de la Paz, ruega por nosotros! Era el año 1658.
El fervor popular es grande y el santuario
de Nuestra Señora de la Paz se convierte en centro de peregrinación hasta la
Revolución de 1789. Expulsados los Capuchinos de su convento, un religioso se lleva
secretamente la imagen que, después de ser confiada a diferentes personas, será
entregada a la M. Enriqueta Aymer el 6 de Mayo de 1806. Una acuarela muestra su
llegada a Picpus: la Madre Fundadora la sostiene en sus manos y el Padre
Fundador, arrodillado, junto con la comunidad, la acoge. Desde entonces la
historia de la Virgen de la Paz está unida a la de la Congregación SS.CC. De estas hermanas hemos recibido nosotros no
sólo el nombre sino la particular imagen de Nuestra Señora de la Paz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario